
Bilbao se vio envuelto en el dolor y la gratitud esta semana, mientras la familia del Athletic Club lamentaba el fallecimiento de Juan Antonio Virumbrales, el venerado socio número uno del club, quien falleció a la notable edad de 99 años. Durante 86 años, Virumbrales vivió y respiró el rojo y blanco del Athletic, encarnando el alma del club como pocos pudieron.
En un gesto que ha conmovido a la afición de todo el mundo, el capitán del club, Iñaki Williams, acompañado por su hermano Nico Williams y varios compañeros de equipo, visitó personalmente a la familia Virumbrales para expresar sus condolencias y realizar un extraordinario acto de solidaridad. En nombre de toda la plantilla del Athletic Club, Iñaki entregó a la familia una donación de 100.000 €, un poderoso símbolo del profundo respeto y aprecio de los jugadores por el hombre que representó el corazón palpitante de San Mamés.
Durante la visita, la emoción se desbordó mientras Iñaki abrazaba a los familiares y les hablaba con sinceridad y cariño:
“Juan Antonio era más que un aficionado: era un mentor, una figura paterna para todos nosotros. Su vida valió la pena y todo el club lo celebra. Lo echaremos mucho de menos, pero su legado vivirá para siempre en la historia del Athletic”.
Los hermanos Williams, acompañados por sus compañeros del primer equipo, compartieron anécdotas de la inquebrantable devoción de Virumbrales, recordando cómo nunca perdía la oportunidad de apoyar al equipo, hiciera sol o lloviera. Su presencia en San Mamés durante décadas se convirtió en un vínculo vital entre generaciones de aficionados.
La familia Virumbrales, visiblemente conmovida, agradeció a los jugadores su generosidad y compasión, señalando que no se trataba solo de una contribución económica, sino de un gesto que reflejaba la unidad y la humanidad que caracterizan al Athletic Club.
La trayectoria de Juan Antonio Virumbrales comenzó en las gradas de niño, y durante 86 años fue testigo de cada triunfo, decepción y transformación del club que amaba. Su fallecimiento el 11 de agosto marca el fin de una era, pero gracias a homenajes como este, su historia inspirará a la afición rojiblanca durante años.
En un mundo del fútbol a menudo dominado por los titulares de fichajes y las estadísticas, este momento fue un recordatorio de que algunas victorias no se ganan en el campo, sino en la fuerza de la comunidad, el respeto y el amor compartido por una causa más grande que el juego.
La vida de un hombre, 99 años. Ochenta y seis años vistiendo de rojiblanco. Un vínculo inquebrantable. Y el acto de generosidad de un capitán que será recordado mientras el himno del Athletic resuene en San Mamés.